Lo primero es decir gracias a Fada por traernos a José Pepe Mújica a Río Cuarto y permitir que el ex presidente de Uruguay pueda traer sus semillitas de ideas a un auditorio plural y heterogéneo que escuchó en completo silencio, sólo interrumpido por aplausos, su enorme conocimiento político y de vida durante 93 minutos.
Otro Punto publica en esta edición cada una de sus palabras, inteligentes, profundas, llenas de sentido común y humildad. Un hombre coherente entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace.
-Mamá y papá dedicados a la tierra igual que toda la gente que está acá.
-Sí, yo soy un terrón con patas. Soy un adorador de la tierra. No por lo que da, porque lo que más da son dolores de cabeza. En el fondo no tenemos tierra, la tierra nos tiene a nosotros, nos soporta por algún tiempito. Ella ya estaba y ella va a quedar después de nosotros. Por eso hay que amarla porque es la fuente de la vida, aunque encierre muchos misterios.
-Papa partió cuando usted era muy chico.
-Sí, me tuve que criar como ternero guacho pero tuve una madre que por un lado era madre en el doble sentido del término y por otro una gringa dura que te pegaba unos sopapos que …no estaba con esa técnica moderna de cuidar el nene, no.
-No está mal un sopapo de vez en cuando.
-No, se lo agradezco. Era un tiempo muy raro, las maestras nos retorcían las orejas y nosotros no decíamos nada porque si contábamos en casa cobrábamos doble. Ahora no, ahora van a protestarles a las maestras.
-Escuela pública en la primaria y secundaria
-El Uruguay es hijo de la escuela pública. Los uruguayos somos tristones, tangueros, melancólicos, siempre nos quejamos pero hace años que tenemos enseñanza gratuita y obligatoria, pero ya no nos acordamos de eso.
(Aplausos)
-¿Por qué decidió estudiar Derecho?
-Me gustaba historia y no sabía, en el fondo me gustaba la política.
Después cuando me empezó a enterar el Derecho me pareció muy interesante. Pero me di cuenta que debería haber estudiado agronomía pero era de familia muy pobre y era complicada la cosa, se me dio por enamorarme muy joven.
-Y dejó la carrera de Derecho.
-Me era más interesante la mujer que el Derecho. Y creo que sigue siendo.
-Florio. De ese perfil austero, sencillo, honesto, honrado ¿cómo ve a la clase política, frívola…?
-Primero la política no es una clase. No comparto lo de clase. En realidad las clases son una cosa más compleja. La política es un estamento de gente. Es una respuesta larga pero voy a resumir. Las repúblicas modernas se inventaron en un grito histórico y desesperado en contra del feudalismo y las monarquías absolutas y vinieron en el intento de suscribir que nadie es más que nadie, y los hombres básicamente, por lo menos en el campo del Derecho, somos iguales. Todos sabemos que del derecho al hecho hay un tranco bárbaro, esa es la deuda que tenemos por delante, por eso la democracia nunca está terminada. Pero por lo menos la política no debería confundirse con un mercado, con un negocio, la política no es ningún negocio, es una pasión de carácter superior, se siente la alegría y la satisfacción de servir a la gente, no es que no exista interés, pero no debe existir interés económico, al que le guste mucho la plata que se dedique al negocio, a la industria, que pague impuestos.
(Aplausos)
-Yo entiendo que este es un problema que tienen todos los partidos, no hay que pensar que todo el mundo acepta vivir con la humildad promedio de lo que tiene nuestra sociedad, pero entiendo que el político debería expresar el cómo vive la mayoría de la gente y no el cómo vive la minoría.
(Aplausos)
-No le va a dar, eso no le va a dar patente de verdad, se puede equivocar, pero una cosa es equivocarse, ponerse el alma y la buena fe y otra cosa es medrar con la confianza de la gente. Por eso no toda la gente es igual ni tiene por qué ser igual, el problema que están los tantos entreverados y hay gente que quiere hacer plata en el camino de la política. Y eso es lo que me rechina, porque con ese camino se termina hipotecando la confianza de la gente.
Florio.- ¿Le costó como Presidente separar la condición de representante del pueblo con el afán por la plata?
-Lo que pasa es que yo tengo una vida singular. Me comí como 14 años preso y en qué condiciones, así que las veces que tenía un colchón estaba contento. El hombre aprende más del dolor que de la bonanza. Así que nunca se sientan derrotados cuando pierdan, el asunto es volverse a levantar y volver a empezar. Lo que quiero señalar es que aprendí a vivir con nada y tuve que soportar y ahí revisé el carácter, las claves de la vida y todo lo demás. Y mi manera de ser para mucha gente es imposible. Yo soy sobrio, no. No creo que la pobreza haga feliz a nadie. La sobriedad es otra cosa. Vivo con lo necesario e imprescindible. Y eso me garantiza tener tiempo libre ¿Para qué? Para hacer las cosas que a mí me gustan.
(Aplausos).
-Si me complico mucho la vida no tengo tiempo para hacer las cosas que me gustan. Y esa es la tragedia de mucha infelicidad moderna, porque tengo tantas cosas, el autito, pagar las cuentas y el pobre tipo dale, dale, dale y cuando se quiere acordar se peló.
Entonces hay un viejo concepto de la civilización griega “nada en demasía”. Trabajar hay que trabajar porque el que no trabaja está viviendo a costillas del que trabaja
(Aplausos)
-Sociedades de garroneros no, pero hay que tener disciplina, hay que tener un tope, hay que tener tiempo para la familia, para los amigos, tiempo para los hijos, tiempo libre ¿por qué? Porque la vida se nos va y la única cosa que no podemos comprar en el supermercado es el tiempo de nuestra vida. Y cuando voy a comprar y a gastar algo lo estoy haciendo con el tiempo de mi vida que gasté para tener esa plata. Entonces compró cosas con el tiempo de mi vida. ¡Pará un poquito!
El ser sobrio es defender la libertad, la libertad de vivir, de tener tiempo que cada cual administrará –porque somos semejantes pero diferentes- a uno le gustará pescar, a otro chusmear con los vecinos, capaz que el otro es viejo y le gusta jugar a las bochas ¡qué sé yo! Pero para eso hay que tener tiempo libre.
Entonces la vida no puede ser una carga, una obligación. Hay derecho a pelear por ser feliz en este pedazo de milagro, de esta cosa que es la vida y que es la única riqueza que tenemos. Y la vida la concibo con libertad.
(Aplausos)
Florio- Usted habla de que Uruguay es hijo de la escuela pública, nosotros lo tuvimos a Sarmiento, le 1420 enseñanza obligatoria y gratuita y hoy tenemos bajo rendimiento escolar, los chicos que de la escuela pública se van a la privada ¿Con su experiencia cómo hacemos para mejorar esta situación?
-Ese problema lo tenemos por todas partes. Tenemos problemas en la familia porque ahora la mujer se liberó, tiene dos patrones, uno en casa y otro en el trabajo. Es una víctima la pobre mujer.
Fanny.- Eso es culpa de los hombres
-Y claro que es culpa de los hombres. Yo reconozco la existencia del machismo, pero así nos va.
(Risas)
-Y nos va a ir porque, como me decía Landriscina: lo que pasa que por edad nosotros somos hijos de madres de tiempo completo. Es difícil tener un par de hijos, trabajar, atender la casa, después atender los hijos…y no hay maestra como la madre, es la primera maestra y la que nos encuadra y de esa relación no escapamos. . Pienso que no le podemos pedir a la maestra que arregle los problemas que vienen del hogar y nuestras maestras fracasan y creo que es un problema mucho más complejo y social que tenemos que enfrentar. Hoy sabemos cosas que antes no sabíamos. Lo que pierde un gurí en los primeros tres años de vida no los recupera nunca más. Desde el vientre. Entonces a la mujer hay que cuidarla desde que está engendrando. Hay que ayudarla. Y hay que ayudar mucho a las mujeres pobres que son las que tienen más hijos.
(Aplausos).
-Pero no sólo por solidaridad sino por inteligencia de largo plazo. Porque si tienen hijos bien cuidados y en buenas condiciones vamos a tener una ciudadanía mejor. Hoy socialmente mi pequeño país está pagando algún precio de la crisis del 2002, porque esa crisis ahora tiene muchachitos, muchachitos que fueron muy castigados por cómo los golpeó la crisis, la pobreza, mala atención, debilidad social del propio Estado y hoy aparecen los problemas.
Fanny.-Ya que habla de la mujer ¿cómo conoció a Lucía?
-Pahh ehh. Los hombres y las mujeres cuando andamos en el peligro de morir, de ser baleados o de caer presos, tal vez instintivamente nos aferramos a la vida, sin saberlo, nos enamoramos y nos jugamos la vida en el amor. Creo que es un sentimiento de amor a la vida que nos defiende, y en una de esas noches veníamos mal heridos por los años de presos y clandestinidad y nos duró hasta ahora.
(Aplausos).
-Con esta diferencia. El amor cuando se es joven es fogata, volcánico, el amor sigue existiendo cuando uno es anciano pero se ha transformado en una dulce costumbre. Es como el vino viejo si está bien conservado, pierde graduación pero tiene etéreo perfume. Una buena relación humana termina siendo una dulce e irrenunciable costumbre. El amor no se compra ni se vende, se siente.
Y si se siente hay que cuidarlo como una planta maravillosa que le da sentido a la existencia.
Fanny.-¿Es verdad que su inmensa casa tiene sólo 43 metros cuadrados?
-Nunca se me ocurrió medirla. Pero tiene un dormitorio, cocina, un estar, baño y está. Hace treinta y pico de año que vivimos ahí.
(Aplausos)
-Pero tengo galpones y cada vez más galpones. Más fierros, más porquerías. Pero alcanza. Eso lo agarramos pin, pun, pa. El escarabajo está en el galpón. Modelo 1987.
Florio.-¿No lo tentó el millón de dólares del jeque?
-No, está muy lindo. Me lo regalaron unos amigos cuando salí Presidente. Hicieron una colecta y me lo regalaron ¿Cómo hicieron? Lo encontraron con apenas 20 mil kilómetros a pesar de ser del año 87 y está muy en hoja. Y me voy a pelar y va a estar muy bien el auto.
Florio.- Pepe, a su condición de ex Presidente, cómo se combate la corrupción en su país. Le cuento lo que pasa en el nuestro. Hay unas 1.700 causas de corrupción en marcha en los tribunales del país, cerca del 2 por ciento de los imputados tienen condena, se demora unos 14 años para sobreseer o condenar a un imputado, ¿Qué pasa en Uruguay?
-En mi país seguramente hay algún margen de corrupción porque la corrupción es una compañera del hombre, eterna, ya se quejaban los antiguos. Lo que pasa es que nosotros somos una sociedad muy pequeña. Hay cuatro o cinco vacas por cada habitante entonces hay un puñado de gente que está robando las vacas y somos pocos y nos conocemos. Pueblo chico infierno grande. Nos conocemos todos y es difícil.
Florio.-¿Siendo chicos hay menos posibilidad?
-Claro porque la Argentina es muy grande, muy desparramada, cuando se quiere acordar se va de un lado para otro, es un país de dimensiones económicas importantes, no es que nosotros seamos mejores, es distinta la situación. Al ser un país más pequeño no existe esa brutal presión empresaria. Allá no va ninguna transnacional de la minería. Probablemente ahí está la diferencia. Pero en esto hay un problema más profundo. Tácitamente vivimos una filosofía hija de un momento histórico, está hermosa y trágica civilización, las dos cosas, nunca el hombre ha tenido tanto empuje científico y tecnológico, tanto capital acumulado ¿por qué? Eso fue lo que despertó la sociedad industrial, la explosión que pudo dominar la ciencia, la técnica y empujarla, pero acentuó en el ser humano una cultura consumista que es funcional a la necesidad y a la etapa en que está el capitalismo hoy. Hay que consumir porque si no se tranca la cosa, y entonces nos baten el parche todo el día y dale que dale. Cuando surge la burguesía en la era industrial, es puritana, tiene una mística del trabajo y del ahorro, es fundadora, le tiene odio a los feudales por atorrantes. Pero las clases sociales tienen edades. Es decir hay edades en las conductas. Hoy hay una parte de la burguesía y plutocracia internacional donde pareciera que para ser feliz tenes que ser rico, los pobres no pueden ser felices. Pareciera que el que acumula mucha riqueza fuere como fuere, y el que no junta mucha plata es un perdedor porque hay que ser competitivo. Y ser competitivo parece que quiere decir hacer mucha plata. Es complicado el asunto. No nos extrañemos de que haya condiciones para la corrupción si esta cultura de nuestro tiempo está sembrando que tener éxito en la vida es juntar plata.
(Aplausos)
-No estoy defendiendo la corrupción. Estoy explicando por qué te paran en la calle y te van a cobrar una multa y te coimean. Porque es grandísima la presión a la que está sometida el común de la gente. Y no alcanza nada. Y si este verano puede viajar a Florianopolis está feliz pero está pensando que el año que viene tiene que ir a Miami. Cuando entramos en esa ¿Tiene la culpa la gente o esta cultura funcional de que tenemos que ser gigantescos compradores y consumidores porque si no se paraliza el mundo?
Si hemos suplantado a los dioses, si la religión es el mercado y si ser feliz es comprar mucho, bueno, vamos a cosechar actitudes de corrupción. Salvo que cuidemos mucho a los partidos políticos.
Salvo que tengamos partidos políticos que cuiden mucho a su gente, y ahí nos vienen a preguntar ¿precisamos o no precisamos la política? ¿Y cómo hace el hombre para vivir sin política? ¿Quién administra las contradicciones de la sociedad? mientras exista sociedad va haber contradicciones porque los seres humanos somos semejantes pero no somos iguales.
Yo pertenecí a la generación de los utópicos. Que son los que pensaban que un día podía haber un mundo sin clase, ¿qué hermoso verdad? Pero hoy creo que no, que mientras exista sociedad va haber contradicciones.
(Aplausos).
-Yo vengo porque ando como los yuyos nativos. ¿Ustedes saben?
Los yuyos nativos tienen un largo período de semillación. Están dos o tres meses tirando las semillas, son un desastre para poder cosecharlos porque no interesa la productividad sino mantener la especie. Las semillas pueden caer en condiciones que no sea fácil que germine entonces el yuyo tiene una larga temporada de siembra de la semilla porque alguna va a prender y va asegurar que la especie continúe.
Como los hombres somos como las carretas, vamos detrás de los bueyes, los hombres vamos detrás de las ideas, nuestros bueyes son las ideas. Vengo a la Argentina y al Brasil, porque soy un viejo y en cualquier momento me tocan pito, pero el mundo que va a venir rompe los ojos, la tierra en que estamos viviendo está construyendo gigantescos seres multinacionales ¿Qué creemos que es China? Es un estado multinacional milenario, allí se hablan entre 50 lenguas y dialectos distintos, esta India. ¿Qué vamos a hacer los latinoamericanos que llegamos tarde, atomizados, corriendo de atrás? Cuando era más joven pensaba que América
Latina tenía que hacerse medio socialista para irse juntando. Ahora que soy viejo llegué a la conclusión que hay que juntarse con los de derecha, con los de izquierda, con los del centro y con los que vengan.
(Aplausos)
-¿Por qué? Porque en el mundo que viene hay que ser fuertes. Y si no sos fuerte sos boletaaaaa! Qué vamos a ir a negociar con la
China. Negociar con China cada uno de los países nuestros. No nos dan ni para negociar con una provincia. Argentina es un país grande ¿Grande para quién? Para la estatura de América.
Tenemos que hacer una masa crítica de recursos para defender lo nuestro, para ser más brasileros, más chilenos, más argentinos, para tener un nosotros que nos defienda. A eso le llamo integración.
(Aplausos)
-Vienen siempre a instalarse en nuestros mercados y aplaudimos cuando bajan fulano o mengano, macanudo cuando traen conocimientos pero a veces vienen a poner boliches. Nos recibimos de bobos. Tenemos que defendernos un poco más, pero para eso tenemos que colectivizar. No les pido a los capitalistas que se pongan socialistas. Les pido que jueguen el partido a lo grande. Le pido a nuestra burguesía que la peleen, que conduzcan, que se asocien con sus pares, que tenemos que competir con el mundo y tenemos que defender lo nuestro un poco más. Tal vez somos el continente más rico en recursos naturales pero somos el más injusto, el que tiene la mayor deuda social y estamos en un mundo peligroso porque necesitaríamos, hace mucho tiempo, medidas de un gobierno mundial y no nos podemos poner de acuerdo. Hace más de treinta años los hombres de ciencia en Quioto nos dijeron lo que iba a pasar y nos dijeron lo que había que hacer para que no pasara. Ni pelota les dimos. Entonces dicen que hay crisis ecológica, no, hay crisis política. –
(Aplausos).
-Mi angustia es que si el hombre no ha llegado a los límites de lo que puede hacer. Lo único que hoy tenemos es un mercado y después no nos podemos poner de acuerdo en nada. Es impotencia política. Se puede ser de derecha, del centro, de izquierda de lo que sea, pero tenemos que pelear por la especie humana. Hay que preocuparse por la suerte de la especie, no sólo por el individuo porque el individuo se va, se transforma en gusano, en polvo, el problema es lo que va a quedar de la especie ¿Por qué? Porque la civilización es la herencia más grande que recibimos desde aquellos que descubrieron el fuego y la rueda a la biología molecular.
Pasar por la vida significa tratar de dejarles algo a los que van a venir después de nosotros, en pago a lo mucho que nos dejaron los que vivieron antes que nosotros. La vida se nos va y se nos va aceleradamente. No se pueden comprar años de vida. Pero la diferencia que tenemos los seres humanos es que hasta cierto punto le podemos dar rumbo a nuestra vida.
Textuales
“La única riqueza que tenemos es la vida”.
“Hay que ayudar mucho a las mujeres pobres que son las que tienen más hijos. Pero no sólo por solidaridad sino por inteligencia de largo plazo”.
“Hay que cuidar a los partidos políticos y hay cuidar a la política pero la política no puede ser un negocio. Hay que saber elegir a la gente”.
“Tenemos que hacer una masa crítica de recursos para defender lo nuestro, para amparar nuestras nacionalidades, para ser más brasileros, más chilenos, más argentinos, para tener un nosotros que nos defienda”.
“Pasar por la vida significa tratar de dejarles algo a los que van a venir después de nosotros, en pago a lo mucho que nos dejaron los que vivieron antes que nosotros, y hay que ser competitivo hasta cierto punto, también hay que ser solidario porque sin la familia, sin la grey, sin los otros sin nosotros, sin el resto de la especie, ¿a dónde vamos? Vamos a disputar cada cual un hueso como un perro rabioso”.
“Yo no estoy hablando para que estén de acuerdo. Lo único que pido es que piensen. La vida se nos va y se nos va aceleradamente. No se pueden comprar años de vida. Pero la diferencia que tenemos los seres humanos es que hasta cierto punto le podemos dar rumbo a nuestra vida. Por embromados que uno este siempre puede hacer algo por los demás. Con eso no cambias el mundo pero empiezas a cambiar vos”.
“Las monarquías no son tan malas, el problema es la corte. Cuando alguien tiene un poco de poder enseguida se arma como un gallinero y es peligroso. Por eso es bueno pasar cepillo y de vez en cuando cambiar todo”.
“Querer tapar el consumo de drogas crea un mercado monopólico a favor de los audaces. Y venimos fracasando, cada vez tenemos más droga, más presos y más gente que se va pudriendo. Ante ese panorama nosotros pensamos que si tú quieres cambiar, no podemos seguir haciendo lo mismo cuando vemos que no da resultado”.
“Yo tengo las mismas reservas que tiene cualquiera. Yo estoy seguro de que la mujer que se va a hacer un aborto también tiene sus reservas. Pero desde que el mundo es mundo las mujeres optan por diversas razones por ese camino. Y eso termina castigando a las mujeres más pobres y a las más desamparadas porque la que tiene recursos económicos de alguna manera arregla su situación en base a los recursos que tiene”.
La buena estrella
Alejandra leía todo el tiempo todo lo que encontraba, y cuando lo que leía eran cuentos en voz alta,...