Se llaman micro estresantes. El sonido del despertador es el primero de ellos. Se presentan en situaciones cotidianas a lo largo del día. Un disgusto, una discusión con el jefe o el marido, una factura vencida que no se puede pagar.
Los micro estresantes Actúan sobre la glándula supra renal y liberan cortisol que es un matador del estrés pero para momentos únicos. Hoy, el ritmo y estilo de vida hace que esa glándula este todo el día encendida liberando cortisol. Sometido a este estrés permanente el ser humano se vuelve irritable, de mal humor, sufre fallas en la atención, duerme mal, tiene pérdida de la memoria reciente, agotamiento y se le bajan las defensas. Después viene el cáncer, el infarto, la osteoporosis, el colesterol o la diabetes tipo 2. Lo peor de todos es que el ser humano se vuelve adicto a las situaciones de estrés, es decir que si no las tiene, se las busca generando su propia autodestrucción.
¿Cómo corregirlo? ¿Cómo enseñarle a vivir a los chicos? Causas y consecuencias de un estilo de vida que nos lleva a la muerte Suena el despertador. Primer impacto. A partir de allí y durante todo el día el ciudadano común vivirá múltiples situaciones cotidianas que impactarán de lleno en su salud. No son grandes traumas como el divorcio, la pérdida de un hijo, una violación o un accidente grave. Son pequeños actos. Un jefe que lo maltrata, un compañero de trabajo que lo persigue, una discusión con su hijo adolescente, un malentendido en la cola del banco, una preocupación económica.
Todo esto irá erosionando su organismo. ¿Cómo se da cuenta? Si está de mal humor, si se levanta más cansado de cuando se acostó, si se enoja por cualquier cosa, si falla su atención o se olvida de las cosas, usted está padeciendo los primeros síntomas de pequeñas situaciones cotidianas de estrés. Está en serios problemas.
El organismo reacciona ante los micros estresantes, esto es, situaciones diarias que el hombre moderno debe enfrentar desde que suena el despertador hasta que se acuesta después de haber discutido con su mujer.
La mala noticia es que las consecuencias son muy serias. Desde el infarto hasta el cáncer. Desde la osteoporosis al colesterol.
La buena noticia es que está en sus manos desactivar la bomba que hará que su cuerpo estalle. Sólo debe crear el espacio que necesita para hacerlo.
En un extenso diálogo con el médico psiquiatra Gustavo Zanlungo usted podrá conocer las causas de este malestar que le quitó la alegría y qué hay que hacer para recuperar su vida plena.
-¿Cuáles serían los micros estresantes cotidianos?
-El primero de ellos, el que sentís antes de abrir los ojos, es el despertador. Es el número uno. Después siguen todos los otros. El tránsito, las colas, el maltrato y la agresión recibida del entorno social donde uno se maneja, el apuro en almorzar, la mala calidad alimentaria, la pérdida de la siesta que es importante como momento de relajación y todo lo que tiene que ver con lo familiar, es decir problemas económicos, las discusiones con los chicos o tu esposo.
-¿Qué causa en el organismo el micro estresante?
– Todas estas micros situaciones cotidianas van creando impacto en la glándula supra renal. Todos los días esta glándula, que está sobre los riñones, funciona como señal de alerta, te prepara para la lucha o la huida frente a las situaciones emergentes de lo cotidiano. Normalmente uno los va asimilando porque los toma como naturales.
-¿Y entonces qué pasa?
-Este impacto va a aumentar el cortisol plasmático que es un matador de estrés para momentos únicos y no está preparado para estar permanentemente encendido, en alerta. Hoy lo activamos a la mañana y los desactivamos a última hora de la noche.
Y no debería ser así. Estamos generando una oleada permanente de cortisol en la sangre y eso aumenta el colesterol, los triglicéridos (otros ácidos grasos), aumenta los glúcidos (entonces vas haciendo una diabetes tipo 2, es decir no tienen la diabetes alta a la mañana pero sí después de comer) y provocan un impacto neuronal.
-¿En qué consiste este impacto neuronal?
-El cortisol alto espera a las neuronas y te va generando, en primer lugar, pérdida de la memoria reciente, la de las últimas 48 horas. Son esas personas que guardan algo y después no se acuerdan, quieren decir una palabra y no le sale, le dicen dos mensajes y se olvidan de uno. Además provoca fallas de atención.
Las personas con cortisol alto disminuyen la atención.
Como el alerta biológico se ha generalizado, la persona ya no reconoce lo que es importante de lo secundario. La persona cae. Le da importancia a todo por igual entonces lo importante que le pasó está mezclado con todo lo rutinario. Pierde atención. No registra. También provoca mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares porque al aumentar el cortisol aumenta el colesterol. Provoca ostoporiosis e inmuno depresión con posibilidad de activación cancerígena. Y esto es lo más jodido.
-¿Por qué?
-Usted se habrá dado cuenta de que ahora uno se encuentra con muchas personas que tienen cáncer. Bueno, esta es la consecuencia del estrés prolongado. Nuestra población está inmune deprimida. La inmunidad está baja entonces se activan los oncogenes.
Todos tenemos los genes para generar un tumor. La inmunidad te defiende de los genes del cáncer. Hay un factor que se llama FTN (Factor de Necrosis Tumoral). Cuando un tumor se quiere formar este factor lo desintegra. Cuando uno tiene la inmunidad baja, también baja este factor y la defensa contra los propios tumores que nosotros generamos cae enormemente.
Está comprobado que en el estrés prolongado favorece la aparición de los tumores. Y estamos hablando no de los traumas grandes como un accidente grave o la muerte de un hijo. Hablamos de lo cotidiano, del estrés que provoca la angustia de vivir. Pagar la luz, llegar a fin de mes. Esto te mata más que un accidente que te pasa una vez en la vida. Es más la angustia que uno le pone a la situación que la situación en sí misma.
-¿Quiénes están sometidos a los micro estresantes?
-Todos estamos sometidos a los micro estresantes cotidianos. Ya no hay paraísos.
-¿Ni siquiera cuando te vas de vacaciones?
-Ni siquiera. Porque cuando salís de vacaciones hay problemas en el Aeropuerto o de inseguridad. Fíjese que este año a la mayoría de los turistas que fueron a la costa o a Brasil les ha pasado algo traumático. O lo robaron o tenían miedo por los chicos o se intoxicaron. Los micro estresantes son universales. No hay refugio en el mundo.
-¿También en la gente de bajos recursos?
-En el de abajo también. A lo mejor no se preocupa por la demora de un avión pero sí por otras cuestiones. El mate cocido, la ropa. A lo mejor el motivo del estresante no es tan a largo plazo pero también lo sufre. Es mentira que el pobre no tiene estrés. Lo que pasa es que esta gente lo demuestra de otra manera: obesidad, envejecimiento prematuro. Hay que recorrer barrios humildes, gente desplazada o por ejemplo, los Tobas que están desapareciendo, que se están muriendo con un promedio de vida de 40 o 50 años. Entonces es mentira que como ellos no ambicionan a nada no tienen estrés. Esa es una explicación falsa para justificarse y darles un plan trabajar y que con eso viva. Por supuesto que ellos, como todo hambriento, también se adaptan al hambre pero las consecuencias se pagan después. Por eso digo, no hay más paraísos. Nadie se escapa.
-¿Hay terapia para poder controlar es estrés?
-Por supuesto. Hay un plan integral que hay que cumplir. Uno al individuo hay que generarle un tratamiento que apunte a enseñarle los factores que hacen a la calidad de vida. Ya no hablamos de salud, porque salud es poco, es sólo la ausencia de enfermedad.
Ahora hablamos de calidad de vida. Esto que dijimos todavía no es una enfermedad, esto es el paso previo a la enfermedad. A partir de acá aparece la osteoporosis, un cáncer, un infarto. Ahora la primera causa del infarto es el estrés, antes que el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo.
-¿Qué hay que hacer?
-Hay que desactivar estos mecanismos de bomba. Una persona con situación de estrés prolongada en cualquier momento hace una explosión. Por eso hay que tener la inteligencia de desactivarla, de mejorar la calidad de vida y para eso hay que conocer todos estos factores, escuchar a la persona e interpretarla en su contexto. No es fácil. Hay muchas cosas en juego.
-¿Cómo se desactiva la bomba?
-Recuperando el domingo. Teniendo vacaciones, volviendo al hobby que uno practicaba. Dedicarse tiempo para caminar o para hacer lo que le guste. Ahora la gente dice “no llego”, “no puedo”. Yo les digo que hay que poder. Hay que dejar las excusas. Todo esto nos va llevando al escalón previo de la enfermedad.
-¿Además nosotros retroalimentamos esto provocando estrés en los que nos rodean?
-Exactamente. Hay un factor imitativo y contaminante. Uno lo transmite a su familia. Uno arrastra al otro a la intolerancia, a la aceleración, a la agresividad. Porque uno vive de una forma y somete a los otros al mismo ritmo.
-¿Cuáles son los síntomas?
-Agotamiento, uno se levanta más cansado de lo que se acostó porque la calidad del sueño es mala. No respeta el patrón de sueño correcto. Hay personas que se acuestan a las seis de la mañana y duermen hasta la una. No es lo mismo el descanso.
Tensión muscular, irritabilidad, mal humor, cefaleas, alteraciones del ritmo de sueño, molestias somáticas que generalmente son digestivas, mareos, visión borrosa. Todo esto son las señales de ansiedad alta. No te das cuenta. Lo tenés, tomás algo, vas tironeando, lo pasas, seguís aguantando. Y cuando te das cuenta pasaron cuatro años y aparece una fobia, una depresión, un ataque de pánico, un tumor, un accidente cardiovascular o el colesterol por las nubes.
-¿Hay gente que tiene suerte y vive sin estrés?
-No te toca vivir con o sin estrés. Vivir es una creación. Por eso hay que pensar que si uno quiere evitar las consecuencias de estrés tiene que tener la habilidad cognitiva en re aprendizaje de comportamiento de saber crear ese espacio. Hay que construirlo.
Hay que fabricarlo. Hay que parar dos horas antes, correr, tomar mate con una amiga. Ustedes son los dueños de esa vida.
No viene incorporado como un paquete. Y la gente no tiene que justificar ni sentir culpa por esos espacios que toma para vivir.
Porque algunos se rotulan que hacen determinadas cosas porque están enfermos. Y no es así. Lo tienen que tomar con dignidad y decir hago esto para mí, porque quiero, porque me gusta porque mejora mi calidad de vida.
-¿El primer paso en el tratamiento lo tiene que dar uno?
-Exactamente. En la creación del espacio. ¿Quién lo va a dar sino sos vos? No se compra en una góndola ni lo va a recetar un clínico o un cardiólogo. El armado de este espacio es tuyo. Por supuesto que esto implica la resignación de otras cosas. Pero no nos olvidemos que el mecanismo de alerta es adictivo. Después del estrés hay una auto inoculación. El estrés necesita mantener cierta cantidad de hormonas, entonces cuando el problema no está, usted lo busca, cuando tiene el día libre inventa algo para hacer. El estrés es auto adictivo, el organismo lo necesita. Lo hemos creado y se nos hizo una adicción. No era natural. Y buscamos un montón de justificaciones. No puedo, no puedo dejar, ese día tengo que trabajar. A la gente le cuesta poner la mente en blanco, cuando tiene un día de calma quiere alterarlo. Hay una adicción de repetir el modelo de aceleración, de vértigo. El mecanismo de estrés es adictivo y auto inducido. Una vez generado el alerta induce a que uno lo tenga que sostener. Adoptaste un modelo equivocado, autodestructivo. Uno cree que si cambia va a perder y no es así.
Es difícil cambiar porque uno ya ha creado un organismo biológico autoinducido. Entonces la gente se pregunta qué hace, cómo para. Y en eso es lo que tiene que trabajar.
Alejandra Elstein
La buena estrella
Alejandra leía todo el tiempo todo lo que encontraba, y cuando lo que leía eran cuentos en voz alta,...