– ¿Cómo afecto la pandemia a la gente?
– Afecto a la gente desde lo anímico en general y a todo lo que esto incluye, por ejemplo es mentira que la gente estaba más tiempo en la casa y por eso tenía más relaciones sexuales, es mentira, todo fue una falacia de creer que más tiempo en casa haría que eso fuera así, pero el tema es el estado de anima que lo acompaña y la búsqueda de tener una expectativa en algo que te hace movilizar hacia algo, un objetivo, un trabajo, un proyecto o la vida sexual misma.
En la investigación animal está comprobado que los animales desesperanzados bajan la actividad sexual, por ejemplo las ratas tienen tendencia a consumir agua azucarada, pero cuando entran en un estado de desesperanza consumen el vaso de agua con alcohol, no es natural que ella tome alcohol, pero cuando se estresa busca de tomarlo.
– ¿Esa idea está relacionada con lo que algunos psicólogos llaman “pulsión de vida y de muerte”?
– Sí, eso es bien de la línea de la escuela psico dinámica o psicoanalista basaban los impulsos de muerte o de vida mucho en la actividad sexual, pero se ha comprobado es que si bien están estas dos tendencias no son exclusivas de la actividad sexual. Sino que dependen de un montón de otros factores que hacen a la concepción que la persona tenga del impulso por vivir o el impulso que te lleva a la desesperanza, depresión o muerte, que están regulados por otros factores no solo lo sexual. Sino todo lo otro que tiene que ver con lo social, muchas personas carecen de actividad sexual pero están bien, van a reuniones, tienen actividades, objetivos, triunfos, satisfacciones, reconocimiento de pares, garantías, seguridad. La pandemia destruyo todo. El principal agente envenenador que inoculo la pandemia fue la inoculación de la desesperanza y la incertidumbre.
Cuando una persona tiene un estrés corto lo puede soportar, pero si se la somete a un estrés largo, este fue de un año, fue incluso un año tanatico, a la misma hora todos los días nos pasan los muertos, los enfermos, donde podes ir y donde no, la vacuna si, vacuna no, que todo eso dure un año es terrible. Yo lo comparo mucho con las guerras mundiales, que generaron estados como estos, nosotros llevamos más de cien años desde la última epidemia por lo tanto ninguno de nosotros había tenido la experiencia de vivir un año en pandemia, esta sociedad no conoce, por eso también se han hecho algunas cosas mal, no teníamos experiencia en eso, sabíamos de guerras, de catástrofes naturales, pero no sabíamos de una pandemia mundial. Por lo tanto un año de pandemia continua es un estresol demasiado prolongado para el ser humano y ahí se genera todo lo que hoy vemos y cuando se da la desesperanza y la incertidumbre empezamos a ver consecuencias en la conducta.
– Pero los argentinos estamos acostumbrados a las crisis y la incertidumbre…
– Si, tuvimos muchas etapas de estrés, inflación, cambios de gobierno, dictaduras, amagues de derrocamientos, pero que pasa? Nunca tuviste una amenazada con un virus letal, es distinto. Eso se llama locus de control interno y externo, cuando vos pones afuera al enemigo y lo reconoces y podes identificar por el ejemplo mi problema es la plata, la inflación, el desempleo, pero sabes donde esta, cuando el enemigo es interno, invisible, no sabes dónde está y además corre riesgo tu vida por más joven que seas, la cosa cambia, porque el enemigo está latente, no tiene solución y es prolongado. Son factores de mayor peso estresogeno, además dura un año. Cuando termino la guerra mundial la gente salió a la calle a bailar, se besaban, la gente sintió una liberación de un agente opresor que era la guerra. Hoy un poco la sociedad siente eso, por eso todos salieron a las calles cuando les abrieron un poquito la puerta, la gente estuvo adentro un año amenazada y ahora se libero.
– ¿Corremos peligro de ser como la rata y tomar alcohol?
– Es que estamos siendo como las ratas, ya está pasando. Este año ya tiene secuelas altas, nosotros hemos medido nada más muertes por covid, no medimos suicidios, no medimos gente que no quiere buscar trabajo, no medimos chicos que no van a volver a estudiar, gente que tenía un negocito y no lo abrirá mas, no medimos esas conductas que son de desesperanza, de falta de vuelta a la reinserción a la reinvención que había que hacer.
Este año hice unas siglas, A.A.E.E. Significa, aceptación, adaptación, empatía y esperanza. Cuatro conductas que debíamos sostener durante la pandemia. Lo hice pensando en que le recomendaría a una persona en esta situación. Primero hay que aceptar, porque mucha gente no lo acepto, negó, reniega, se frustra, grande parte de la sociedad está así, violenta agresiva, tratan de buscar culpable, enojados, eso es no aceptar. Otros no se adaptaron, había que reinventarse, yo nunca imagine hacer teleconferencia con presos, me resistía pero tuve que adaptarme. Después empatía, tenemos que saber que todos están tambaleando, no podemos ir al grano, al choque, al yo me quiero salvar solo porque no nos salvamos solos. Y por último tener una esperanza, porque si vos crees que todo está perdido…
– ¿Cómo le das esperanza a la gente?
– Es que forma parte de este camino, si no lo haces nunca llegas a la esperanza, primero tenes que hacer las tres letras, es un proceso. Porque seguramente, aun con la vacuna, el año que viene será como este, vamos a tener distanciamiento, barbijo, conductas sociales disminuidas, consumo disminuido, poder adquisitivo disminuidos, negocios que cierras, esperanza fallida, porque te van a prometer cosas que no van a suceder, porque la gran mayoría está guardando lo que tiene para lo básico, para “ver qué pasa”. Todavía nos falta, estamos en la mitad de algo con algunas luces científicas, pero hay rebrotes, cambia, muta, sociedades que vuelven a cerrar y eso gen era un agotamiento terrible. Por eso en algunas cosas estamos como las ratas, incluso habrá quienes hayan hecho este proceso, hayan redescubierto cosas de su vida que habían perdido, en esto de estar más en su casa. Cada persona reaccionó como pudo y con las herramientas que tenía, pero en líneas generales te diría que gran parte de la sociedad que no hizo ese proceso ha sufrido la pandemia. Ni hablar de quienes perdieron a alguien querido.
– ¿Por qué remarca en particular a quienes perdieron a alguien?
– Por qué me pareció muy loco que no dejen que se despida a un ser querido. Les voy a dar un ejemplo, supón que alguien quiere hacerse una cirugía estética, asume el riesgo, firma un papel diciendo que es responsable de lo que le pueda suceder. Lo mismo tendría que haber pasado para despedir, la gente podría haber asumido su riesgo, con distancia y riesgo, pero es más importante el acto de despedir a un familiar que la protección. Ahí interviene una cuestión autoritaria, porque quieren protegerte pero te someten a un mal mayor, no dejarte hacer un duelo con un ser vital, por ejemplo hubo casos donde aun con covid la persona que quería despedirse de su mamá no puedo hacerlo. Esas secuelas van a quedar en la sociedad.
– ¿Cómo afecta a una persona no hacer el duelo?
– El duelo no debe ser ritualista, no tiene que durar 24 horas, con las velas, el cajón, el duelo tiene que ser un contacto de despedida personal con el ser querido y el que queda con vida, puede durar dos minutos, simplemente tocarle la mano a mi madre fallecida un pensamiento y listo. Pero si a mí me avisan por WhatsApp que mi madre murió en la pieza de al lado y no me la dejan ver es un desaparecido, no es un fallecido. Entonces muchos duelos que no se han resuelto bien van a traer consecuencias, gente tremendamente lastimada de por vida. Las personas van a llevar ese trauma, son secuelas que muchas veces olvidamos pero denotan una gran falta de empatía. Encima de que se muere mi familiar, de una enfermedad rara, rápido, no me dejan despedirlo.
– ¿Cómo afecta no hacer el duelo en las conductas cotidianas de la persona?
– El duelo en general es traumático si no se resuelve, duelo no resuelto se llama, es un trauma que de acuerdo a la personalidad de base del sujeto va a ser procesado, algunos lo harán con ira, con enojo, dolor, resentimiento, tristeza, otros harán conductas samaritanas, pero cada sujeto lo expresará a su manera. Se plantó con estas acciones la semilla de un trauma que se sabe y se puede ver con el correr del camino, porque estamos en el mismo año de la falta del ser querido y esto se ve con los años.
– ¿Ese trauma se trasmite de generación en generación?
– No es trasmisible, pero si se genera un clima en el cual cada uno va a procesar la información y el hecho a su manera y dependiendo el vinculo que tienen con la persona que se ha ido. Pero si puedo decir que para toda la sociedad uno de los grandes problemas que tendremos, además de lo que genero la pandemia durante todo el año tenemos perdidas de vida y duelos no resueltos, un tríptico magistral para general en personas vulnerables problemas mentales.
– Los políticos se rodearon de científicos y médicos, ¿también de psicólogos?
– He visto poco asesoramiento psicológico, casi nada, el que opina lo hace por voluntad propia no por haber sido consultado o integrado a equipos de trabajo, porque se creyó que el virus ataca el cuerpo y que no tiene nada que ver la mente, que va por otro carril y es un gran error.
Estoy estudiando las llamadas citocinas proinflamatorias que son movimiento de inflamación que se dan en el sujeto cuando tienen solamente un estrés psíquico, o sea que eso ya genera movimientos proinlfamatorios al igual que un virus. Cuando vos analizas cómo se genera la cadena proinlfamatoria en nuestro organismo lo hace una bacteria, un virus o un estrés psíquico, todo empieza por un lado o por el otro.
El estrés hace el mismo camino, pero en vez de empezar a nivel físico lo hace a nivel mental, biológico, se activa sustancias proinflamatorias, hay una célula que se llama astrocito, se inflama por un estrés psíquico y empieza a producir citocina, la IL1, IL6, el factor de necrosis tumoral, es una sustancia que detecta tumores y los ataca, cuando estamos en un estrés prolongado ese factor baja y no reconocemos los tumores, dicen que todos somos pro cancerígenas y quienes lo tienen es que no pueden detectar y reconocer.
Entonces si entra el virus, una bacteria o un trauma psíquico se genera el movimiento, pero en vez de empezar por abajo empieza por la mente. Entonces pensar que iba a venir un virus que solo nos iba a afectar del cuello para abajo es un infantilismo, el ser humano es uno entero, completo, tocas arriba, tocas abajo es todo, tocas el cerebro tocas el intestino, es un circuito fantástico, si la gente supiera la cascada de movimiento que produce un estresol. Tenemos que empezar a ver estas cosas, seguimos siendo filosóficamente de Descartes, separamos lo físico de lo mental y no es así.
Un claro ejemplo es la diabetes, es la madre de las enfermedades que tienen que ver con la poli causalidad, no es solo un problema pancreático, les sumo más las alergias, las enfermedades de la piel, las inmunes, todo tiene integración con el sistema nervioso central. Entonces qué paso, miramos un virus que no conocíamos, empezamos a ver cómo matarlo y nos olvidamos de la mente. No escuche a nadie hablando de las secuelas que dejaba, de las conductas equivocadas del proceso, porque pusieron epidemiólogos y científicos que hablaban de cuantos infectados, como entra, pero en ningún momento nos dijeron “no digamos incoherencias”, numero uno de las cosas que alteraban a la gente. Además del problema confundían con las incoherencias, ser contradictorios, decir algo y cambiarlo al otro día, anunciar cosas que no iban a ocurrir, todo eso irritaba más. Si no había un mensaje claro no habría que haber hablado, se hizo un reduccionismo científico creer que solo era el virus lo que nos hacía mal.
A tal punto se dejo de lado este tema de la mente que se está comprobando, y esto es totalmente nuevo, que el virus deja una secuela cognitiva en la gente que lo ha padecido. Se llama niebla mental, un fenómeno cognitivo y prologando que hace que las personas queden con fallas de memoria, de concentración, de proyección, quedan como un nockout, pero como será que la gente no lo reporta al síntoma, porque solo van a lo físico, se metió tanto miedo con la fiebre, la tos, que no se menciona. La gente que tuvo covid tiene secuela cognitivas de ese proceso inflamatorio, sin importar por donde empieza, lo termina afectando. Todas las capacidades cognitivas fueron atacadas por el covid, pero nosotros solo vemos los síntomas evidentes. Es como si a la persona le hubiera dado un traumatismo cerebral, como si le dieran un golpe y no sabe qué paso.
Ahora en fin de año cuando la gente quiera hacer un balance, más allá de si han tenido Covid, no se va a poder, es como que tendremos un borrón en la mente, qué pasó en julio, en junio y la gente no se va a acordar.
– ¿Y cómo se hace para aprender “algo” de este año tan difícil?
– Creo que lo más importante de este año fue darnos cuenta que aquello que nos permite estar bien y sobrevivir son las cosas básicas de la vida, por más que siempre lo decimos a esto no es así, siempre buscamos más, otro nivel de felicidad. Y este año, aun teniendo plata no se pudieron satisfacer todos los niveles de felicidad y aquellos que pudieron ver eso, entenderlo se llevan el aprendizaje de que no hace falta tanto. Suena a resignación pero no, es aprendizaje, para cuando la persona pueda volver a niveles de vida de mayo libertad, expresión, posibilidad, sueños y objetivos que no lo deposite todo en lo material, lo frívolo, las cosas que vos creías que te hacían feliz. Porque este año nos dimos cuenta que hemos sido felices con cosas simple como tomar un café con un amigo.
Son procesos individuales, no masivos. Seguramente muchas personas desde su lugar particular aprendan de esta experiencia, pero la gran mayoría cuando le abran la puerta saldrán al mundo tal como eran. No está mal, de hecho cuando abrieron la jaula hace unos días el peor indicador hubiera sido que la gente no salga, eso hubiera demostrado desesperanza. Pero cuando abrieron y la gente salió a todas partes claro que generó caos y problemas, pero en el fondo el mensaje era todavía la gente está viva, está con capacidad reactiva, quiere seguir luchando y viviendo. Ojala que todos quieran mantener eso.
– ¿Cómo hacemos para ser felices después de la pandemia?
– Cuando la pandemia seda, no va a ser ahora, porque todavía estamos en la transición y seguiremos con protección y este es un punto importante, porque nadie nunca hablo de tiempo reales y eso a la gente la mato, en el hecho de que le decían 10 días, un mes, dos meses y eso frustró a la gente, todos sabían que esto no se iba a ir en poco tiempo. No haber dicho las cosas por temor a que la gente se deprima fue peor, crearon una falsa expectativa y eso lastimo mucho.
Indudablemente no podemos construir la esperanza y el aprendizaje cuando todavía no se terminó. Todavía no puede ser hecho de forma coherente, todo es el día después, nos podemos preparar, pero si lo hacemos con mucho tiempo anticipado todo lo que diga puede ser perjudicial, porque se hace una puesta anímica de fe y esperanza, nos aferramos a un valor y después nos dicen que hay que esperar, que tenemos que seguir igual y eso puede ser nocivo y activar aun más la desesperanza. Para que salgamos a festejar tiene que estar la declaración de paz de la guerra. Pero en el mientras tanto tenemos que continuar con el AAEE, aceptar, adaptar, empatía y esperanza mientras vamos viendo cómo evoluciona y después reconstruiremos. Esto no es lo peor que nos pasó, el ser humano es extremadamente resiliente.
Después de la peste negra vino el renacimiento, nuevos oficios, nuevas habilidades, el ser humano siempre busca sobrevivir, es nuestro mandato, las aprendemos desde que nacemos, vienen con nosotros. Podemos estar desesperanzados y tristes, pero siempre nuestra genética nos hará buscar vivir. Pero hay qué saber cuándo poner en marcha esa actitud y energía, porque hacerlo antes o fuera de lugar genera lo que está pasando, enojo, violencia, agresiones, incomprensión, incoherencia, porque los tiempos de cada uno son distintos. En ese mar caótico de tablas individuales tenemos que esperar el tiempo para salir de forma colectiva, va a pasar, vamos a llegar a estar bien, pero hay que esperar el momento adecuado hay que cuidar mucho la energía, estamos con lo justo y estos no son tiempo de derroche de energía, menos las positivas.
Y los gobiernos tendrán que tener la sabiduría de abrir y ordenar esa apertura, no lo hagan caóticamente, porque después le echan la culpa a la población, que tuvo que soportar y encima después es culpable de querer volver a la normalidad. Nosotros somos un país muy especial y creo que la persona va a tener la capacidad de volver a activarse.
Las miserias humanas no se van a ir con una pandemia, están, pero si tenemos que saber que va a haber una reactivación desde lo individual, dentro de ese mundo miserable hay una esperanza de vida. Volveremos a ser no mucho más de lo que éramos, va a volver el mismo ser humano, el que quería viajar, jugar al futbol y el que tenía un perfil anti social seguirá así. Mucha gente en la lectura interior que hacían de su mismidad eran felices, y esa gente que antes era feliz lo volverá a ser.
Ellos van a recuperar el disfrute y podrán sostener eso en el tiempo, otros al año volverán a lo mismo y algunos no cambiaran nada, pero que hay gente a la que esto le dejo una enseñanza, no es para un cambio mundial.
– ¿Y cómo podemos cambiar el mundo?
– Nadie tiene la potestad de cambiar la cabeza de la gente, hay que respetar la libertad de cada uno y hay instancia que las sancionas o premian según corresponda. Cada sociedad se mueve con la creencia, no lo hacen por líderes o cambios de gabinetes. Acá cambian los gobiernos y seguimos teniendo la mentalidad del argentino. Se puede tomar cualquier lugar desde un pueblo hasta un país y suceden estas cosas, contradicciones y costumbres. Son procesos culturales o de creencias largos y coherentes. Esa palabra es clave, si tomamos este año la reina del año fue la incoherencia y la gente lo vio y se resistió a eso, se enojó con eso. Pero de ahí en más comienzan los factores personales de cada uno, habrá negativistas y positivistas y cada uno actuará de manera individual sobre su entorno.
Dentro de ese retorno de lo colectivo esta lo individual, que es el verdadero cambio. Siempre creí en el sujeto, porque la salvación colectiva es un idealismo, es un espiritualidad de creer que toda la sociedad por normas o modelos va a generar una conducta imitativa de salvación. Realmente es lo individual lo que va haciendo lo colectivo. Hay países que han logrado tanta mejora individual que luego lo colectivo empieza a funcionar bien, ya no cuesta, no es un aprendizaje tan grande portarse bien en la calle, respetar al otro, no ser agresivo, no es tan complicado cuando toda tu sociedad lo brinda como norma de comportamiento. Nosotros venimos de una escuela mala, caótica, que no premia lo bueno, no sanciona lo malo. La pandemia nos deja una lectura individual a cada uno, el aprendizaje que vos haces se va a ver diluido si esperas que todo Río Cuarto haya aprendido lo mismo. Esto es tuyo. Pregúntate vos si aprendiste, se valoras más tus afectos, si dejaste las pavadas de lado o todo esto fue en vano.
Por Emilia y Jorge Floriani