Durante el mes de junio se celebra en Argentina, como también en otras partes del mundo, el mes del orgullo disidente en conmemoración a los disturbios que se registraron en el Stonewall Inn el 28 de junio de 1969 en Nueva York, Estados Unidos.
También durante este mes, se trató en la Cámara de Diputados de la Nación, el Proyecto de Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero “Diana Sacayán-Lohana Berkins”, y que fue aprobada con 207 votos afirmativos, 11 negativos y siete abstenciones. Anoche el proyecto fue aprobado en la Cámara de Senadores de la Nación y ya es Ley en nuestro país.
La redacción de dicho proyecto unifica a otros 15 ya presentados con anterioridad y se articula con el vigente Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 721/2020 aprobado en septiembre de 2020 por el presidente Alberto Fernández. Este DNU ya había establecido la aplicación del cupo laboral para personas travestis y trans en el sector público nacional —los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ministerios públicos, organismos descentralizados o autárquicos, entes públicos no estatales, empresas y sociedades del Estado—, a través del cual los puestos laborales deberían estar ocupados por un porcentaje no menor a 1% por personas travestis, transexuales y transgéneros.
Anterior a esto, siete provincias argentinas (Buenos Aires, Chubut, Río Negro, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa), y más de 50 localidades y municipios, ya contaban con un cupo por intermedio de leyes y ordenanzas locales.
Otro Punto dialogó con Sheila Bravo, vicepresidenta de la Mesa de Diversidad de Rio Cuarto, para conocer más acerca de este proyecto de Ley y saber cuál es la realidad de la comunidad travesti trans en nuestra ciudad. Sheila, actualmente se encuentra desempleada al igual que miles de compañeras de todo el país que sufren la exclusión laboral.
-¿Por qué es importante la media sanción en la cámara de diputados de la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans?
Creo que un empleo formal es una deuda histórica que se tiene para con el colectivo travesti trans. Hoy en pleno siglo XXI tenemos a las compañeras y compañeros trans sin un trabajo registrado. Si bien entendemos que estamos en una situación especial por la pandemia, también entendemos que estas cosas no pueden estar pasando.
-A qué se debe que esta Ley esté siendo tratada y haya recibido ya media sanción?
Primero se debe a la lucha de compañeras y compañeros que vienen históricamente peleando para que seamos incluidas y podamos ser parte de esta sociedad. Y segundo creemos que el Estado es el que debe dar el ejemplo contratando a personas trans, para que el resto de las empresas privadas puedan hacer lo mismo. No todas las compañeras y compañeros queremos trabajar en el Estado, por eso la ley habla de la promoción del acceso al empleo formal para personas travestis trans.
¿Qué otras cosas plantea la ley además del cupo laboral?
Plantea además del cupo laboral, microcréditos productivos, como hicimos nosotras en el pedido en la ordenanza Municipal de Río Cuarto. Por eso también se pide la ley integral trans, que incluye la vivienda, la salud, el derecho a la educación, que las personas trans hemos sido muy vulneradas, y por eso hoy la mayoría de las personas no han terminado sus estudios.
-Se habla de que esta ley, junto con la Ley de Identidad de Género y la Ley del Matrimonio Igualitario, vienen a reparar una deuda histórica que tiene el Estado en esta materia y para con el movimiento travesti trans. ¿Cuáles crees que son las deudas que faltan?
Yo creo que vamos avanzando, y también creo que la inclusión en el trabajo es lo primordial. Si nosotras y nosotros pudiéramos trabajar de manera formal, teniendo un sueldo fijo todos los meses, para poder proyectarnos, creo que se salvarían muchas vidas, porque sin un trabajo formal no podes proyectarte. De esta forma podríamos ayudar a muchas personas, y sería una inclusión a la salud y a la vivienda. Por eso es muy importante el acceso al empleo formal.
-Uno de los puntos que generó más polémica en el debate de la Cámara de Diputados, fue el de no tener en cuenta los antecedentes penales a la hora de postularse a un empleo, ¿Por qué crees que es importante no tenerlos en cuenta?
Primero que las personas trans no hemos tenido igualdad de oportunidades durante toda nuestra vida. No hemos tenido la igualdad que tiene el resto, que se le podría llamar privilegios, porque las personas CIS han tenido el privilegio de poder ser incluidos e incluidas en la sociedad, y las personas trans no. Entonces si no hablamos de igualdad de oportunidades, es muy difícil.
Está perfecto que se discuta todo eso, pero es difícil también que otra persona pueda hablar, como pasa en la Cámara de Diputados, sin haber vivido lo que nosotras vivimos, y eso también hay que cambiarlo. Tenemos que pelear por una igualdad de oportunidades para que las personas trans puedan elegir qué camino y qué vida queremos llevar. No que la sociedad imponga que una persona trans tenga que estar parada en una esquina toda su vida para poder tener un ingreso y poder comer.
-La Ley recibe el nombre de “Diana Sacayán y Lohana Berkins”, ¿Quiénes son ellas y qué significan para la comunidad travesti trans?
Ellas fueron dos militantes muy importantes y reconocidas en todo el país. Dos militantes que dejaron la vida en la lucha, y en nombre de ellas y de muchas más, es que tenemos que seguir peleando para que nos devuelvan los derechos que nos negaron al nacer y tener una identidad diferente.
¿Las organizaciones y los movimientos sociales de la comunidad travesti trans se han sentido escuchadas en el debate de este proyecto de Ley?
Siempre y cuando la Ley luego de aprobarse se federalice y pueda llegar a cada rincón del país nos vamos a sentir escuchadas. Por ejemplo acá en Río Cuarto somos un pueblo grande y esperamos que acá también llegue la Ley, porque hay compañeras que la están pasando mal..
-¿Cuál es la realidad que viven las personas travestis, transexuales y transgénero en nuestra ciudad?
La realidad es igual que en todo el país, las personas trans seguimos excluidas. Hoy contamos con solo dos personas trabajando en el ámbito de la Municipalidad, y una en la Provincia. Las tres están como contratadas, o sea que ninguna tiene garantizado su empleo porque no han sido efectivizadas en sus puestos.
Así que seguimos buscando la ordenanza Municipal para el empleo formal, que este año después de ocho años de haberlo presentado, tuvo dictamen de comisión y va a poder ser tratado, por lo que esperamos que salga y se apruebe también la ordenanza en la ciudad.
¿Sabes cómo ha sido la experiencia de estas trabajadoras estatales?
Sí, yo creo que las compañeras ya hacen 7 años que están trabajando y creo que su vida debe haber cambiado mucho después de haber empezado a trabajar. Yo tuve la oportunidad también de trabajar en un empleo privado, como cajera en una empresa de cobranzas, y la verdad que ese fue el momento más feliz de mi vida, porque te sentís incluida, te sentís que sos parte de la sociedad, te sentís que podes elegir qué comer, podes proyectar a futuro, y esas cosas te hacen sentir realmente incluida en la sociedad. Y creo que a las compañeras también les pasa eso.
Ojalá todas las personas trans del país tengan la oportunidad de elegir su trabajo, que es algo que nunca hemos podido hacer.
-En Ciudad de Buenos Aires el 70% de las personas travestis y trans se dedica al trabajo sexual o está en situación de prostitución. ¿Pasa lo mismo en Río Cuarto?
-Acá en la ciudad la mayoría de las mujeres trans, somos trabajadoras sexuales, es la única salida laboral que se ha obtenido durante toda nuestra vida. Esa es la cruel y dura realidad de las personas trans en nuestra ciudad.
A las personas trans se nos ha impuesto el trabajo sexual, y que nunca nadie se preguntó si las personas trans tenían para comer o porqué estaban paradas en una esquina. Hoy he preguntado en varias entrevistas que me han hecho cuántas personas trans tenían como compañeras de trabajo. Si cada persona de la sociedad se pregunta eso se va a dar cuenta que no tiene a nadie, y eso habla de una realidad en la que todavía no se puede avanzar.
A las personas que acompañan nuestra lucha y que dicen que las personas trans también tienen que trabajar, yo les pregunto si contratarían a una chica trans para que cuide tus hijos, para que atienda tu kiosko o para que sea tu secretaria, y la mayoría te dice que no.
-¿Qué acciones vienen realizando desde la Mesa de la Diversidad de Río Cuarto?
Desde la mesa somos quienes hemos presentado ocho veces el proyecto de ordenanza en el Consejo Deliberante y que ahora se está dando el debate. Nosotros hemos trabajado fuertemente en ello y ahora vemos predisposición y creemos que va a ser aprobada la ordenanza.
¿Siempre militaste políticamente para transformar esta realidad?
Si, desde que estoy en el secundario ingresé a la Mesa de la Diversidad, en el 2011, cuando estaba la compañera Eliana. Y después seguí militando un tiempo y en el 2016 me elige la organización como vicepresidenta de la misma y desde entonces no hemos parado la militancia para lograr una sociedad más justa e igualitaria.
-¿Cuándo te diste cuenta que tu identidad de género era distinta a tu identidad sexual?
Yo a los 17 años empecé a hacer el cambio. Después de haberle contado a mi mamá a los 15 años, y cuando ya la aceptación de la familia se tornó un poco más fácil decidí cambiar mi identidad.
Yo creo que sentimos constantemente, desde que tenemos uso de razón, que nuestra identidad es otra y tenemos la necesidad de manifestarlo. Creo que las personas trans salimos del closet dos veces, y hay que tener mucha fuerza para enfrentar a esta sociedad y animarse y decir “yo soy y quiero ser y no me importa nada”.
No elegimos el camino de expresar nuestra identidad de género para sufrir, lo elegimos para ser libres, para ser felices, pero la sociedad machista en la que vivimos nos condenó a que las personas trans seamos excluídas y no tengamos ninguna oportunidad, y se nos han negado nuestros derechos por haber manifestado nuestra identidad de género.
-¿En ese momento te sentiste aceptada y acompañada por tu familia y seres queridos?
Fue complicado, pero también hay que entender y darles tiempo a las familias, para que puedan entender y respetar nuestra decisión. No buscamos aceptación y eso hay que dejarlo en claro, sino que buscamos el respeto. Soy yo la que me tengo que aceptar y asumir la identidad que quiero expresar. Pero la aceptación no la espero de nadie, yo solamente espero respeto como respeto a las demás personas. Son caminos que hay que atravesar y que hay que afrontar para sentirse libre.
-Teniendo en cuenta que la esperanza de vida de la comunidad travesti trans no supera los 40 años de edad, ¿te ha pasado de perder compañeras en tu vida?
Si, la compañera Eliana Alcaraz fue una de las primeras compañeras que yo recuerdo haber perdido. Después estuvo Marcela Tissera, y este año falleció una compañera muy joven de 28 años, Marina. Son compañeras que han sido víctimas de este sistema que excluye y que niega derechos y oportunidades.
Si el Estado nos hubiera acompañado desde siempre hubiéramos salvado muchísimas vidas.
-¿Notas un cambio en la sociedad en materia de derechos humanos para las personas de la comunidad LGBTIQ+?
Sí, hay un cambio. Tenemos una sociedad más avanzada, y es distinta a la sociedad que teníamos hace unos 10 años. Pero todavía falta, y falta más inclusión. Hemos logrado más que nada en los jóvenes, que puedan respetar las identidades, como así también los distintos tipos de familia. Hoy la diversidad que se ve en los colegios es realmente para celebrar. Cuando uno ve eso piensa en cómo no me pasó cuando yo fui al colegio. Familias y docentes acompañan mucho las disidencias.
¿Qué te gustaría decirle a la gente de Río Cuarto que se interesa por conocer esta realidad y quiere aportar a transformarla?
Quienes tengan la oportunidad de contratar a una persona trans que lo hagan, por mínimo que sea. A todas nos va a servir y nos va a ayudar. Que nos acompañen en esta lucha como vienen haciendo muchas personas, que acompañan nuestra lucha y nuestro trabajo, y se hacen presentes en cada visibilización que hacemos.
Nosotras no vamos a parar hasta que nos den los derechos que un día nos negaron, y no esperamos nada menos que la igualdad. Solo eso pedimos, la igualdad y la inclusión real. Al empleo formal, a la salud, que el Estado garantice que las personas trans podamos superar la expectativa de vida que es de 40 años.