¿Podrá algún día la humanidad contar con un suministro de agua permanente y, más aún, libre de cualquier tipo de contaminantes? Quizás la ciencia no esté lejos de lograrlo.
La respuesta podría llegar de la mano de lo que parecería en muchos aspectos un material mágico o el material del futuro. Grafeno es su nombre, y con uno de sus precursores, el óxido de grafeno, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto se encuentra trabajando en el diseño de un material que permita retener de manera eficiente contaminantes naturales como el arsénico o introducidos como pueden ser los agroquímicos, presentes en el agua y muy dañinos para la salud humana.
El grafeno es un material muy sencillo ya que solo está formado por átomos de carbono, pero sin embargo se logró aislar hace poco, en 2004. Es el componente básico del grafito, ese que portan desde siempre los clásicos lápices escolares.
De hecho, el grafito está compuesto por muchas capas de grafeno, cada una de las cuales consiste en una lámina de carbono ordenado en una trama hexagonal similar a un panal de abejas. Su espesor de apenas un átomo le confiere propiedades únicas, por las que se lo considera el material del futuro. Posee características récord en resistencia mecánica, conductividad eléctrica y térmica, y propiedades ópticas, entre otras.
El grafeno es una estructura nanométrica, una unidad de medida que equivale a una millonésima parte de un metro. Por ejemplo, un cabello humano tiene alrededor de 100 mil nanómetros de espesor. El grafeno tiene un espesor de aproximadamente un tercio de nanómetro y dimensiones laterales que pueden alcanzar los cientos de miles de nanómetros, por eso se los denomina materiales bidimensionales o en 2D.
Hasta ahora, el uso más concreto del grafeno es en la industria de microelectrónica. Algunos teléfonos de marca Huawei, como el Mate 20 X, tienen una tecnología de disipación de calor a base de grafeno donde se aprovechan sus excelentes propiedades de conductividad térmica y eléctrica, así como las mecánicas. De todos modos, el actual desarrollo científico y tecnológico permanentemente amplía el horizonte de posibilidades. Otras potenciales aplicaciones, algunas con prototipos en fases avanzadas de lograr un producto comercial, son en el área biomédica, la construcción, la industria automotriz y de aviación, energía, purificación de agua, y sensores de distintos tipos.
Además, desde el punto de vista ambiental se lo puede considerar un material verde ya que su materia prima es el grafito, un material muy abundante en la naturaleza.
Purificación de agua
La ingeniera química y doctora en Ciencias Químicas Natalia Monge; también docente de la UNRC e investigadora de CONICET, es parte de este equipo de trabajo y se ocupa particularmente del proyecto de purificación de agua, a través del uso de óxido de grafeno.
Explicó: “Sabemos que la contaminación del agua es un tema importante. Mucho tiene que ver la mano del hombre, pero también las condiciones naturales. Por ejemplo, en el sur de Córdoba hay una gran cantidad de arsénico en los acuíferos, que es necesario retirarlo para poder consumir esa agua, porque de otra manera puede provocar graves enfermedades”.
Agregó: “En nuestro caso, estamos desarrollando un material que disminuya el contenido de arsénico y que pueda ser utilizado con una técnica económica y eficiente. El material que usamos de base es el óxido de grafeno, que tiene muy buenas propiedades para la adsorción de contaminantes, tanto de iones como de compuestos orgánicos que generan los residuos de pesticidas, pinturas, etcétera, y que se arrojan al agua. A este material, lo fabricamos en diferentes condiciones durante el proceso de exfoliación, purificación y posterior tratamiento de modificación química. De esta forma, logramos que tenga diferentes propiedades, para poder adsorber un tipo de compuesto u otro. En este trabajo, es importante tener en cuenta el proceso de recuperación posterior al tratamiento, por ello hay una gran diferencia si se lo utiliza en forma de membrana o filtro, donde la separación no es necesaria, o bien se agrega a granel dentro del contenedor de agua, un proceso más eficiente pero que requiere su posterior aislación. En cualquier caso, se debe poner especial atención a las propiedades mecánicas del material utilizado, porque no debe romperse ni perder las propiedades de adsorción durante el proceso de purificación”.
“En el laboratorio, para estudiar las características del material, fabricamos pellets de aproximadamente medio centímetro de diámetro y espesor. El objetivo es introducirlos en el agua para que adsorban los contaminantes y luego retirarlos, por ejemplo, a través de un filtrado. Como resultado obtendríamos agua libre de contaminantes y por tanto apta para su empleo en consumo humano”, señaló la doctora Monge.
El óxido de grafeno ofrece una diversidad estructural, lo que permite hacer ingeniería sobre el material según el tipo y las condiciones del contaminante, destacó a su vez el doctor Morales.
Las características y aprendizajes sobre el óxido de grafeno pueden ser extrapoladas a otros materiales carbonosos; por ejemplo, derivados de la biomasa, que se pueden obtener de manera masiva a costos muy bajos. Este tipo de investigaciones podría ser de gran ayuda para millones de personas que no tienen acceso al agua potable y que, según la ONU, representarán un 14% de la población mundial para 2025.
El arsénico es un contaminante crítico. En esta región del sur de Córdoba es fundamentalmente de origen natural, asociadas con las características geoquímicas, y varía según la ubicación geográfica. La contaminación debida a las actividades humanas proviene de las curtiembres, de los desechos mineros, de vertederos, de pesticidas utilizados en la agricultura, de la fundición de minerales metálicos y conservantes de la madera, entre otros, indicó el director del proyecto.
Los métodos utilizados hasta ahora han resuelto la problemática de la contaminación con arsénico logrando alcanzar los límites permitidos para el consumo humano pero, sin embargo, a dichas técnicas se le asocian altos costos de operación y generación de residuos que requieren tratamiento adicional.
Entre los enfoques propuestos para la eliminación de especies de arsénico se destaca la adsorción, por su capacidad de escalamiento y porque resulta económica y eficiente. De todos modos, los materiales adsorbentes tradicionales, como el carbón activado, no reúnen todos los requisitos esperados para remover el arsénico de manera selectiva y eficiente, por lo que es necesario desarrollar nuevos materiales capaces de adsorber este elemento, precisó el doctor Morales.
Por eso, “existe una gran necesidad de desarrollar adsorbentes innovadores que contemplen las características necesarias, como alta área superficial, porosidad y funcionalidad química”, añadió el investigador universitario local.
El estudio de nanocompuestos a base de óxido de grafenos que está llevando adelante el grupo de investigación del doctor Morales tiene acumulados diez años de trabajo y los resultados obtenidos para adsorción de contaminantes en agua son bastante promisorios. Se trata de una investigación básica, en la cual los estudios se realizaron bajo condiciones controladas a escala de laboratorio y bajo el efecto de combinaciones de diferentes factores, que ahora están siendo analizados.
No obstante, pudieron precisar los investigadores que el óxido de grafeno es un buen candidato para el tratamiento de agua contaminada, toda vez que la presencia de grupos oxigenados incrementa la eficiencia y selectividad. Por otra parte, la alta área superficial del material base sumado la estructura porosa de los pellets aumenta la permeabilidad de este material, facilitando el flujo de las moléculas de agua a través del mismo y mejora la velocidad global del proceso, explicó el doctor Morales. En otras palabras, se trata de una alternativa novedosa y viable para el tratamiento de aguas contaminadas, que llega de la mano de la ciencia básica que se realiza en los laboratorios de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Estas propiedades excepcionales que ofrecen el grafeno y el óxido de grafeno son las que llevaron a este grupo de investigadores universitarios a avanzar también en otras líneas de trabajo.