Por Vanessa Lerner
Marcelo Macarrón está imputado por el delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria, en concurso ideal, contra su esposa Nora Raquel Dalmasso.
Daniel Lacase caminó los pasillos de Tribunales hacia la sala de audiencias con la tranquilidad de quien sabe que será tratado con condescendencia y que no será sometido a preguntas que lo incomoden. Así ocurrió, efectivamente. El juez Vaudagna, presidente del Tribunal que juzga a Macarrón, no ahorró minutos para explicar que Lacase no debía responder a ninguna pregunta que lo pudiera comprometer o peor, auto incriminar. Y para colmar la paciencia de la sociedad, a su derecha estaba sentado el fiscal Julio Rivero, quien debía investigarlo por la causa de las dádivas a los policías pero que nunca siquiera se atrevió a tomarle declaración. Pese a que tenía todo el escenario a su favor Daniel Lacase fue muy preparado a declarar y a defenderse. ¿De qué? De todo lo que se había dicho de él en las semanas previas.
El tribunal había comprobado que Lacase no tiene causas judiciales pendientes, trámite que había insumido varias semanas y que finalmente se observó casi inútil dada la liviandad de las preguntas que le realizaron. No había intención de forzarlo a quedar comprometido por su rol en la investigación y/o encubrimiento del crimen.
Eso sí, cargaba sobre si, al sentarse frente a los jurados, con acusaciones fuertes que se hicieron en las semanas previas del juicio. Alberto Bertea, ex Secretario de Seguridad, lo había tildado de “psicópata”, de desviar la investigación; Juan Dalmasso lo apuntó como “el primer oportunista” que se beneficio con el caso para vengarse de sus enemigos políticos; Facundo Macarrón aseguró que Lacase los había asesorado mal y el punto cúlmine llegó cuando el imputado se sentó y declaró que “mis hijos están convencidos de que Rohrer es el asesino y Lacase quien le armó la coartada”. Algunas amigas de Nora también se habían referido a Lacase, casi con desprecio, y María del Carmen Pelleritti lanzó aquella frase “si aparezco muerta, busquen a Lacase”.
Con todas esas afirmaciones queda siempre la intriga de por qué nunca fue investigado siendo que, al ser imputado Macarrón, la coartada se la daba su amigo Daniel Lacase. Ninguno de los cinco fiscales que tuvieron la causa se le animaron, solo le tomaron declaración testimonial en un par de ocasiones.
¿Son o no son amigos?
En el inicio de su declaración el presidente del Tribunal le preguntó a Lacase cuál es su relación con Marcelo Macarrón. “Soy amigo de él y de Nora, sigo siendo amigo, pero dadas las circunstancias del hecho nos hemos alejado, no tenemos la amistad que teníamos en aquel momento”. ¿Qué circunstancias separaron a los amigos? No lo dijo ni se lo preguntaron. A esas alturas Macarrón ya lo había relevado de su deber de mantener el secreto profesional y Lacase tenía plena aptitud para declarar.
¿Qué pasó en Punta del Este?
Lacase reveló que todos los años viaja en noviembre al Uruguay para buscar y reservar alojamiento donde vacacionar. Que ese 2006 aprovechó que Macarrón iba a un torneo de golf y por eso se sumó a la comitiva. Pero además explicó que hacía varios años que concurría al Club Cantegrill donde jugaba al golf. Continuando con su defensa dijo que por eso “me sumé a jugar el torneo. Jugué con Carlos Márquez, con un piloto y con un amigo santafecino. No éramos un grupo de desconocidos”, remarcó para contrarrestar a los testigos integrantes de la Peña El 36, que habían declarado que nadie lo había invitado a Lacase y hasta se oponían a que estuviera con ellos. El testigo citó una larga lista de nombres y apellidos de riocuartenses con quienes ha compartido campeonatos. “Algunos integraban una peña que yo no integraba. Pero eso no me llamó la atención”.
“Estábamos con el Dr. Macarrón en un torneo de golf en Punta del Este. Ese domingo (26 de noviembre de 2006) íbamos hacia la zona de La Barra porque yo quería alquilar una casa para vacacionar. Me llama mi ex pareja, Silvia Magallanes y me dice que me aleje de Marcelo. Como estábamos juntos en el auto, estacioné, me bajé y ahí me dijo: Nora está muerta. Lo abracé, me dijo ´abrazame´ y le conté. Ahí se cae, se desencaja. Nos sentamos y lloramos al lado del auto. Llorábamos como a cualquier persona que le quitan a su ser amado. Marcelo estaba desbastado, no sabía qué decirle. Fueron 10 horas de viaje…”. “Lo acompañé a la casa, se bañó y nos fuimos al velorio de Nora. Luego fuimos a la Fiscalía donde el fiscal (Javier Di Santo) nos informó del hecho”.
El velorio de Nora y la falta de tacto del forense
“Cuando lo fui a ver al velorio Marcelo estaba al lado del cajón de Nora”, relata Lacase. Y sorprende cuando cuenta: “Marcelo estaba muy enojado. El Dr. (Martín) Subirach (médico forense) le había dicho “que fue una relación consentida, en la pieza. Estaba dolido Marcelo. Fuimos a la fiscalía y esa era la hipótesis que ellos tenían (la del amante)”. Más adelante en su declaración, Lacase agregó que el forense le había expresado a Macarrón: “Fue una fiesta sexual, había fluidos por todos lados. También encontraron un frasco con vaselina”. El doctor (Guillermo) Mazzuchelli también fue nombrado por Lacase como otro de los que vertió expresiones similares.
“Nunca fui el vocero”
“Yo me excedí, tenía necesidad de contar, de ir con la prensa, esa responsabilidad la asumo, pero nunca fui el vocero”, afirmó el testigo. “Pude haber sido el consejero, o mal consejero, todo lo dije a título personal pero jamás fui vocero de Macarrón”, reiteró.
Quien agregó que Macarrón “tiene derecho de dudar de todo el mundo”. ¿Incluso de quien era su amigo personal? “El tiene unos hijos extraordinarios…” afirmó, pero le costó seguir porque se le quebró la voz y comenzó a sollozar. Macarrón, a su izquierda, también lloraba. En ese punto, Lacase describió a Facundo y a Valentina entre quiebres de su voz que por momentos se hizo inaudible. “Marcelo es una excelente persona, un excelente médico, nadie en Río Cuarto puede decir que no ha ayudado a alguien”.
Continúa siendo el apoderado de Macarrón
Lo sustancial de la declaración de Daniel Lacase ocurrió cuando interrogado, comentó que Marcelo Macarrón le había firmado un poder para hacer distintos trámites y que ese poder sigue vigente. Sorprendente. Hay que recordar nuevamente que el médico acusó a Lacase, frente al Tribunal y a los jurados populares, de armarle una coartada a Rohrer. El abogado laboralista admitió que no solo tiene aun un documento que lo autoriza a realizar diligencias en nombre de Macarrón sino que en su estudio se tramitó la declaratoria de herederos de Nora Dalmasso y la sucesión. Si, la sucesión de Nora está aun gestionándose y la lleva adelante un colaborador de Lacase en su propio estudio. Es decir que para Macarrón, Lacase es un encubridor del crimen de su esposa pero le mantiene la confianza para que siga con la tramitación de la sucesión de la víctima.
Su rol en la investigación
“Cuando llegamos había un rumor”, expresó Lacase. Se refería a la supuesta y nunca comprobada relación entre Nora Dalmasso y Rafael Magnasco. Pero él ya tenía conocimiento de ese chisme que se había lanzado en ese círculo social. Aseveró que al menos dos días antes del crimen, ya lo sabía. No contó quién se lo dijo. Cuando le preguntaron de dónde salió el rumor aseguró: “Desde la fiscalía sale el tema de que había sido Magnasco. Pero el viernes anterior yo ya sabía del rumor”. ¿Quién se lo dijo? No se lo preguntaron.
Se justificó así en que al tener esa presunción del amante “como tenía un cargo en la Secretaría de Seguridad (se refiere a Magnasco), tuve miedo de que se cayera la causa. Por eso insistí en que se investigara la noche de Río Cuarto (el asado en Banda Norte en la casa de Nicolás Curchod al que concurrieron entre otros Alberto Bertea y el señalado Magnasco). Sobre la imputación y la decisión de detener a Gastón Zárate, no fue interrogado. No le preguntaron si él había exigido en su momento al fiscal Di Santo que pusiera preso al pintor. A la salida de la fiscalía dijo Lacase que alguien le dijo: “El Rafa está re jodido” y que el caso estaba “semi resuelto”.
Las acusaciones en su contra
Preguntado por el fiscal Julio Rivero por las afirmaciones de Mary Pelleritti quien pidió que Lacase fuera investigado, este la relativizó. Y fue más allá. Tenía todo calculado. Describió con detalle y hasta aportó documentación original para afirmar que la amiga de Nora (quien tenía tal intimidad con Nora hasta el punto de ser quien eligió la ropa con que vistieron a la víctima para ser velada) mantenía un enojo con él porque le había embargado la casa por deudas de su ex marido. “Tuvo que pagar y se molestó, pero de 2009 a 2013 yo le di todos los planes de pago al marido. Se quedaron cuatro años en la casa pero después la tuvo que vender”. Es decir que ante las afirmaciones de Mary de que si aparecía muerta había que investigar a Lacase, éste respondió describiendo a una mujer enojada porque le querían embargar la vivienda. “Lo que ella diga estará en su conciencia”, expresó para dar por terminado el tema. En medio de la respuesta a las expresiones de Pelleritti, había cargado contra la prensa, como se leerá más adelante.
El testigo fue consultado por los llamados que hizo durante el viaje desde Punta del Este a Río Cuarto. Entre ellos al por entonces Jefe de la policía de Río Cuarto, Sergio Comugnaro. “Hablé una vez con él durante el viaje, llamé para saber las circunstancias, me dijo que estaba todo en marcha, que estaban investigando”. Ni el fiscal ni el defensor Marcelo Brito ahondaron sobre este ítem.
La causa de las dádivas a policías
Cuando se descubrió que Lacase pagaba la estadía en el Hotel Opera de los policías que habían llegado a Río Cuarto para supuestamente esclarecer el crimen, se abrió una causa judicial que quedó a cargo del por entonces fiscal de instrucción Julio Rivero quien tiempo después absolvió a todos los involucrados. El mismo que ahora es fiscal de Cámara y tenía que interrogar al ex vocero. Un despropósito por donde se lo mire. Lacase sacó el tema de los policías. Dijo que “a (Rafael) Sosa lo vi en el despacho del fiscal, ahí llegaron y los conocí”. Pero ya tenía muy bien preparada la estocada. Cargó contra Alberto Bertea. “El era el Secretario de Seguridad, el jefe de los policías, él los mandó y al que le armaron una causa fue a mí”, se defendió. Lacase afirmó que “se sabía que Sosa era un armador de causas, pero al que le armaron la causa fue a mí. Como que yo le daba órdenes a Sosa. Fue un tema político, de venganzas, para desviar la causa”.
Sobre Alberto Bertea
¿Quién es Alberto Bertea? Fue la sencilla pregunta que le hicieron. La respuesta no dejó dudas. Lacase y el ex Secretario de Seguridad se detestan y no tienen ningún problema en admitirlo públicamente.
“Era el Secretario de Seguridad de la provincia. Se las agarró (SIC) como que yo lo hubiera perseguido. No tengo nada en contra de él. Esta causa no le costó, porque al que sindicaban como sospechoso era al Rafa Magnasco. Lo que le costó fue por sus propias conductas. Se fue ese domingo de Río Cuarto, él mandó 5 policías que eran conocidos como armadores de causas. Cuando tuvo que declarar, Bertea lo hizo de noche. Se reunió y lo vieron en Córdoba, con un funcionario importante (se refiere al ex fiscal general). Hizo un zafarrancho y solo le quedó renunciar al cargo, no fue por esto (por la causa judicial)”. Lacase además introdujo un hecho que no tiene nada que ver con el asesinato de Nora Dalmasso pero que le sirvió para seguir atacando a Bertea: “Él paró la investigación sobre prostitución”. Se refería a una causa en la que estuvieron involucrados policías de Río Segundo y que según publicó en su momento el diario La Voz del Interior, fue intervenida por Bertea con esta frase: “cortala con las putas”.
Respecto de la denuncia que Bertea, sucesor de Lacase en la presidencia del ex Frigorífico del Sur, sobre un faltante de 100 mil dólares, ni se inmutó. Dijo que renunció a ese cargo porque tenía un problema personal: “Jamás fui llamado a una auditoría, jamás faltó algo, es más, donaba mi sueldo al frigorífico. Nunca fui citado judicialmente por lo que se decía. Me enteré por los diarios”.
El fallecido juez de control
Consultado sobre si conocía a Daniel Muñoz, quien fuera Juez de Control, Lacase respondió que si, “era una persona extraordinaria, no solo como juez sino como abogado laboral”, afirmó y volvió a sollozar. ¿Supo que Muñoz iba a viajar (a Punta del Este)? “No”, fue su respuesta. Testigos previos habían afirmado que fue Lacase el que invitó especialmente a Muñoz a compartir el viaje pero que éste había declinado la invitación. Lacase lo negó y no fue repreguntado.
¿Cómo era Nora?
Cuando le preguntaron por cómo era el carácter de Nora, Lacase respondió describiendo los atributos físicos de la víctima. Todo un detalle. “Era bella, esbelta, muy agraciada. Era un ser maravilloso, muy buena persona, muy ordenada. Era muy generosa, llamativa”, detalló Lacase pero sus elogios rápidamente se transformaron. Dijo textual: (Nora) “por ahí cometía algunos actos, en algunos bailes y como yo soy chapado a la antigua a mi no me gustaba y por eso me retiraba”. ¿A qué se refería? “A cómo bailaba, pegada, de subirse a cococho de Rohrer”, respondió. Otra vez el reproche sobre la mujer que se mostraba libre para divertirse como se le antojaba.
El fantasma de Miguel Rohrer
En ese momento le preguntaron por Rohrer. “Era un amigo de todo el grupo del Golf, de la peña el 36, un empresario que manejaba una multinacional, manejaba campos, me alquiló mi campo, en el 2006 lo desalojó porque estaba en venta”. Si la defensa había intentado desde el primer día apuntar contra el Francés como presunto autor del crimen, Lacase no ayudó para demonizarlo. Todo lo contrario. “Con Rohrer ellos (Marcelo y Nora) tenían una relación especial, de contacto permanente, cada vez que él venía a Río Cuarto tenían un contacto importante. No se si paraba en la casa de ellos cuando venía y todavía estaba construyendo su casa en el country”. Y añadió: “Había una necesidad de Nora y Marcelo de mostrar la relación familiar que tenían con Rohrer, hablaban permanentemente de él”, reconoció. Al describir la relación con Rohrer, Lacase admitió implícitamente y no fue la única vez, el estrecho vínculo que él mismo tenía con el matrimonio. Solo quien está muy cerca puede saber lo que Lacase relató. Estaba tan próximo que admitió haber concurrido en algunas ocasiones a la vivienda de Rohrer, en el country San Esteban. Y hasta admitió el encuentro que había descripto Margarita de Dalmaso. El fiscal insistió y finalmente Lacase reconoció que cuando fue a esa casa estaban Marcelo Macarrón y su hijo Facundo. Y que comieron un asado. Esto ocurrió al menos “10 días después” del crimen.
Pero además, Lacase declaró que fue él quien se ocupó de obtener los nombres y los contactos de las personas con quienes Rohrer había dicho estar la noche del crimen. Aceptó que llamó varias veces al Francés pero que este no le respondió las llamadas. “Estaba pescando en una zona limítrofe con Chile por eso no tenía señal”. Recordó que entonces habló con Ricardo Araujo, la mano derecha de Rohrer y a él le pidió que confeccionaría la lista. Ese papel fue colocado dentro de un sobre que el mismo Lacase le entregó en mano al fiscal Di Santo. Esto ocurrió pocos días después del asesinato cuando el abogado mantenía una estrecha relación con Macarrón. Sin embargo, desde la familia Macarrón utilizaron ese hecho como el argumento para acusar a Lacase de armarle una coartada a Rohrer.
Sobre su vínculo con el empresario agropecuario señaló que “Hubo una desaparición (sic), un alejamiento de Rohrer de Río Cuarto. Se refugió en un grupo de amigos. Mi relación también se alejó. Tenía una relación buena con él, hasta le llevaba un juicio laboral pero se lo pasé a otro estudio”. Y remató: “Ante las versiones, cuando un amigo se porta mal con la esposa de otro amigo, decidí no verlo más”.
Un mar de lágrimas
Para ahondar en cómo era la relación de Lacase con los Macarrón, el abogado dedicó un tramo de su declaración a contar que se llevaba muy bien “con Cholo y Rita”, los padres del imputado. “Eran personas excepcionales”, describió. Y volvió a llorar. Y Macarrón también. “Esta es una familia a la que le cayó una bomba encima, no se lo deseo a nadie. Es terrible lo que están pasando Marcelo y su familia”, aseveró mientras Macarrón se secaba constantemente las lágrimas. A Lacase los miembros del tribunal le cuidaron tanto que hasta le alcanzaron un pañuelo para que enjugara su llanto. “Marcelo estaba desvastado, no ha tenido respiro en 16 años”, lamentó entre lágrimas. A esas alturas ambos se mostraban más que compungidos.
Lo cierto es que durante 15 años ninguno de los dos ¿amigos? se mostró desconsolado ante la opinión pública. Siempre se mantuvieron firmes, recios y con bastante frialdad. Pero ahora, ante los jueces se quebraron emocionalmente y no tuvieron pudor en llorar, no se contuvieron. Muchas razones podrían explicar ese comportamiento que aquí no se juzga. Lo que sigue llamando la atención es que cada vez que lloran en la sala de audiencias, no lo hacen por la víctima, por Nora Dalmasso, la mujer asesinada. Lloran por Macarrón y sus hijos, por la tragedia familiar, absolutamente comprensible. Pero ¿y a Nora quién la llora?
Ni el hermano, Juan Dalmasso, quien admitió que no sigue el desarrollo del juicio, pero que llamativamente concurrió a Tribunales justo el día en que declaraba Lacase. Cuando le preguntaron por qué había ido, acompañado por su esposa, solo respondió: “Fue una decisión que tomamos”.
Promediando la declaración de Lacase, cuando se emitió el video de la conferencia de prensa, el rostro de Nora en primer plano, resaltando sus ojos, provocó cierto estremecimiento. Ahí estaba la víctima, mirando hacia la sala, interpelando. Los “caballeros” de la Villa Golf, como admitió el médico ginecólogo Roberto Cagnolatti, hace 15 años la habían lapidado, “armando un chismerío” sobre su vida privada. Algunas “damas” también hicieron lo suyo, como ya ha quedado comprobado en el juicio.
La relación con la prensa
Marcelo Macarrón y Daniel Lacase ya eran conocidos por parte de la sociedad riocuartense cuando se conoció que Nora Dalmasso había sido asesinada en su casa de la Villa Golf. Pero la gigantesca repercusión que provocó el crimen y la decisión de ambos de ser asiduos declarantes ante la prensa los colocó en una vidriera con todos los focos apuntándolos.
A pesar de que ahora no vacilan en quejarse y pegarle palos a la prensa, es imposible olvidar que ambos dieron entrevistas a medios porteños, cordobeses y riocuartenses en los primeros meses de la ruidosa investigación judicial. En la jornada del martes, cuando sorpresivamente trascendió que el abogado laboralista iría por fin a declarar, quedó más patente que nunca que ellos no tuvieron prejuicios a la hora de contactar al periodismo. A pedido del fiscal se emitió un fragmento de la conferencia de prensa que Macarrón y Lacase, junto con Facundo, convocaron aquel caluroso 5 de diciembre de 2006. El hombre no solo negó haber sido el vocero de su amigo sino que dijo que él no había sugerido convocar a los medios en esa oportunidad. Tarde. Facundo Macarrón había declarado todo lo contrario. El hijo de Nora no solo aseguró que fue Lacase el que los instó a llamar a una conferencia de prensa sino que también se lamentó porque la consideró un paso en falso, textualmente dijo que Lacase los había asesorado mal.
Las incursiones matutinas del abogado hacia la plaza del viejo edificio de Tribunales están todas registradas. Lacase llegaba impecable, cada día con un traje distinto, y lo primero que hacía era hablar con los medios. Cuando se sentó ante el Tribunal se quejó del asedio periodístico y dijo que en los medios “se dice cualquier cosa”. “Soy un defensor de la libertad de prensa, jamás accionaría contra un periodista”, osó decir. “Disfruto de la vida, que escriban…” Y apuntó contra el diario Puntal por las tapas que se han publicado con menciones a él.
Carencias técnicas
El Tribunal que lleva adelante el juicio se ha enfrentado en varias oportunidades, en estas siete semanas de debate, con inconvenientes técnicos que se fueron subsanando sobre la marcha pero que no tuvieron una solución definitiva. El día que declaró Lacase fue un caos. Cuando tenían que emitir el video editado de la conferencia que dio Macarrón en el Hotel Opera el 5 de diciembre de 2006, tuvieron que llamar a un cuarto intermedio que se extendió por más de media hora porque no estaban dadas las condiciones técnicas. Luego se cortó la grabación oficial de la audiencia al menos tres veces hasta que, hastiados y con la conformidad de las partes, decidieron seguir adelante con la declaración de Lacase apelando a otras grabaciones que se estaban haciendo. En la historia de este juicio quedará una parte del testimonio de Lacase sin registro. Mientras tanto, en la sala de prensa del segundo piso, el audio y hasta el video siguen siendo un suplicio para quienes tienen que tomar nota de todo lo que se dice en la audiencia. El sonido es pésimo y parece que no tiene arreglo.
*Foto principal: Eugenio Agostini.