Comenzó un nuevo año y junto con ello empiezan los desafíos y proyectos. Pareciera que cuando sumamos un número a nuestro calendario, todas las oportunidades se renuevan y todos los sueños vuelven a revalidarse. Al mismo tiempo, sabemos que no es así; estamos al tanto que no hay mucho que cambie de un momento a otro si no es por nuestra propia obra, por nuestra propia intención… pero sentir que algo depende de un año nuevo es un lindo aliciente.
En fin amigos, el año de oportunidades comenzó y paso a paso el transito se vuelve innegable. Y junto al tránsito, llegan las vacaciones. Lejos, cerca, en casa, en carpa o en hotel, playa o sierras, gasoleras u ostentosas. O simplemente, ausentes por falta de oportunidad o de presupuesto, pero nunca indiferentes. Todos sabemos que son un espacio de nuestro tiempo que por presencia o ausencia son consideradas y hasta necesarias.
¿Pero qué sería una vacación útil?, ¿qué es lo que necesitamos?, ¿qué es lo que nos hace falta?…¿descanso?,¿distracción?, ¿diversión?, ¿lejanía?, ¿dormir?, ¿bailar?, ¿viajar?, ¿jugar?, ¿soltar la rutina?, ¿ejercitar?, ¿mucha gente?, ¿silencio?, ¿soledad?, todas son opciones validas, cada uno sabe lo que necesita…o no?
El problema es que por momentos nos falta creatividad, y cuando en la vida perdemos creatividad, perdemos posibilidades, y en este caso puntual, si por algún motivo no puedo vivir las vacaciones como lo espero, como hubiera deseado, si no soy creativo, puedo perder la oportunidad de transformar un obstáculo en una posibilidad.
Al mismo tiempo, para algunas personas, las vacaciones están no tan bien vistas ya que son asociadas al ocio, y pareciera que el ocio es una mala palabra, que atenta contra ser productivos y que debería ser evitada.
Ahora… ¿qué es el ocio?
Pues bien, el ocio es el período en el que se realizan actividades que no tienen que ver con el trabajo. Estas actividades tienen como propósito quitar o disminuir el estrés y tener ocupada la mente en otras cosas que no sean las obligaciones, para así tomar conciencia de uno mismo.
Este tiempo libre es el más propicio para desarrollar la creatividad, las actitudes y aptitudes personales, la comunicación auténtica y la relación personal.
Entonces… ¿Por qué es importante el ocio?
Claramente, las actividades de ocio son importantes porque nos dan energía positiva, refrescan la mente y ayudan a largo plazo a mantener la salud y tener paz mental. Sin duda, mejora la salud física, mental y la calidad de vida.
Aparte de eso, el ocio en su versión más recreativa es muy útil para socializarse. Es una forma de estar con los seres queridos y disfrutar, además de darnos la oportunidad de conocer gente nueva, crear nuevas amistades y de aprender cosas que desconocíamos. El ocio también nos acerca a la naturaleza, lo cual relaja el cuerpo y la mente.
Lo importante cuando hablamos de ocio es tener en claro que el ocio hace bien y debe encaminarse a crear, y no a consumir. Y además, que durante las vacaciones iniciamos con el tiempo de ocio, que muchas veces luego se transforma en un tiempo para sostener en el año intercalado con nuestro periodo productivo.
Entonces, llega el verano, llegan vacaciones, llega el tiempo de ocio, y aprender a vivirlas es nuestro desafío. Es momento de disfrutar de esta pausa.
Es un momento tan personal como necesario. Es que en ese momento de “nada” pareciera que la mente se aclara, nos llenamos de energía y vitalidad, se oxigenan nuestras neuronas y surgen las ideas más brillantes.
Entonces, detengámonos un momento y soñemos. Si pudiéramos elegir tomar una pausa que elegiríamos, si pudiéramos simplemente detenernos y vivir una vacación, ¿Cómo sería?
Al mismo tiempo, durante esta época, una palabra clave es desconexión, sin embargo quiero que aclaremos juntos de que hablamos cuando la mencionamos.
Desconectar tiene que ver con interrumpir algo que está unido, con separar, con evitar una comunicación o una relación, entonces me pregunto… ¿es necesario “desconectar” para descansar o vacacionar o tal vez, sea más conveniente cambiar la conexión?
Durante un año laboral o académico, en general rutinario, solemos estar conectados con los problemas, con los requerimientos y desempeños de nuestros trabajos, con los compromisos generales de nuestras tareas (que se vieron modificados y mucho durante los últimos años) y está bien que así sea, tal vez es lo necesario para poder cumplir nuestros proyectos. Ahora bien, ¿qué conexiones postergamos, que relaciones no alimentamos, que tiempos no nos permitimos?
De esto último se trata para mí el deseo de desconexión, no de literalidad, ya que desconectarnos de todo no se aleja mucho de la muerte, aunque “a veces vivimos como si estuviéramos muertos” ; más si de CONECTAR de una manera diferente, de una real y positiva forma con nosotros mismos (de manera prioritaria) y con todo aquello que postergamos.
Ahora, ¿es fácil? Claro que no. ¿Es necesario?, MUCHO.
Desear sentir el aire que nos recorre, mirar a quien duerme a nuestro lado y registrar su existencia con la misma fuerza con la que sentimos nuestro corazón latir, gozar del éxtasis de un cuerpo junto al nuestro, deleitarnos en la soledad de un momento reconfortante, cantar, bailar, llorar con todas nuestras fuerzas, apretar dientes y luego gritar con todo el aire de nuestros pulmones, saborear amigos…saborear la vida en todas sus formas.
Movernos, leer un libro, preparar un manjar personal, sentir el aroma de la lluvia o el placer de un cuerpo acalorado cuando se refresca, reír a carcajadas y sobre todo amigos, CONECTAR con cada una de esas experiencias como si fuera la primera vez.
Entonces, queridos lectores, llegamos a la conclusión que vacacionar es más que elegir un destino o buscar la mejor forma de pasarlas en nuestro hogar. Vacacionar nos invita a descansar, a conectar con personas y acciones diferentes, a amigarnos con el ocio y ser creativos, y sobre todo, a encontrarnos con nosotros mismos, algo de lo que muchas veces escapamos.
Ante esto último, quiero compartirles una muy personal reflexión.
Como nadie puedo irse de sí mismo, si yo pudiera elegir, preferiría en vacaciones encontrarme crudamente conmigo misma y tomarme un descanso de imposturas y desengaños. Verme en mi profundo modo de ser, sin tapujos ni miedos. Ser toda yo, sin pruritos o miradas externas. Claramente bajarme del mundo tal como lo sostengo sería una excelente vacación…Pero siempre conmigo…no está bueno dejar el alma suelta por ahí mis queridos amigos.
Elegiría la honestidad que solo nos permitimos cuando dejamos de estar atentos a los demás, elegiría un mundo de colores fuertes y de aromas intensos. Elegiría menos ruido y más silencio. Elegiría nunca dejar de sonreír.
Entonces, llegando al final de esta nota, quiero invitarlos a reflexionar sobre sus vacaciones y les deseo mucha creatividad y conexión!
Abrazo a todos en este 2023!