La Magia del Ajedrez: Ivanchuk en el Festival de Djerba
A solo cinco días del inicio del Festival de Ajedrez de Djerba en Túnez, que comenzará el 15 de febrero, Diana Mihajlova comparte entrañables recuerdos de Vasyl Ivanchuk, el participante más esperado del evento de 2024.
La presencia de Ivanchuk en el festival fue incierta hasta apenas un par de días antes del inicio. Su país está en guerra, y su salida del territorio requería la aprobación del Ministerio de Asuntos Exteriores. En tiempos de conflicto, los trámites burocráticos pueden resultar un laberinto. A pesar de los retrasos y complicaciones, finalmente logró llegar a la isla de Djerba. El ajedrez corre por sus venas, y aunque se lo considera un veterano, aún tiene la vitalidad para viajar por el mundo y enfrentarse con entusiasmo a oponentes mucho más jóvenes. Durante la ceremonia de premiación, se destacó que la edad combinada de los tres primeros clasificados coincidía con su edad en ese momento: 54 años. Un mes después, el 18 de marzo, Ivanchuk cumplió 55.
En el torneo cerrado de ocho jugadores, que se disputó a siete rondas, Ivanchuk terminó en la cuarta posición sin conocer la derrota. Logró una victoria y firmó seis tablas, manteniéndose invicto.
El día de la inauguración, Ivanchuk llegó temprano a la sala de juego. Todavía estaba vacía, con solo los árbitros y el personal ajustando los últimos detalles. Se sentó solo en una mesa, en el extremo de la sala, sumido en sus pensamientos y mirando al vacío. Nos habíamos conocido hace muchos años en Dortmund, donde entablamos una amistad sincera. Me pregunté si aún me recordaría. Dudé en acercarme para no interrumpir su introspección. Sin embargo, como si hubiera sentido mi presencia, de repente giró la cabeza y me recibió con una cálida y suave sonrisa. Me acerqué, y antes de que pudiera pronunciar una palabra, él se me adelantó con un leve gesto y dijo: “Así es la vida”. Coloqué mi mano sobre la mesa en un gesto de comprensión y empatía, que él agradeció tocando mi mano en respuesta.
Durante el torneo, Ivanchuk solía pasear tranquilamente por los jardines del hotel Fiesta Beach, entre los bungalows. Su aire distante podría haber sido interpretado como frialdad, pero esto no era más que una impresión errónea. Si alguien se le acercaba, respondía con una sonrisa amable y estaba dispuesto a entablar conversación. El jugador tunecino Dhafer Ktita tuvo la suerte de comprobarlo. Un día, mientras Ivanchuk daba uno de sus paseos en solitario, Dhafer se acercó con humildad y le mostró un ejemplar del libro Ivanchuk: Move by Move, de Junior Tay. Con admiración, le confesó que era su ídolo y le pidió un autógrafo. Ivanchuk, tras echar un vistazo a la portada, levantó las cejas y exclamó: “No tenía idea de que existiera un libro sobre mí”. A partir de ahí, ambos continuaron caminando juntos, y al final, Ivanchuk accedió con gusto a tomarse una selfie con su emocionado seguidor.
Durante el torneo, Dhafer, que competía en la sección Abierta, vivió otro momento inolvidable. En dos ocasiones, mientras jugaba, notó que Ivanchuk abandonaba el escenario principal para observar su partida. Pero lo mejor llegó después: cuando la partida terminó, Ivanchuk se acercó y le ofreció analizarla juntos. Más tarde, Dhafer me encontró y, aún sin poder contener su emoción, exclamó: “¡Ivanchuk analizó mi partida! ¡Ivanchuk analizó mi partida!”.